sábado, 13 de octubre de 2012

Lamento boliviano, burla peruana


Ayer hubo fútbol. Bolivia y Perú igualaron a uno. Pensaba hablar del partido pero hay algo que me llamó más la atención: nosotros hacemos aquello que no nos gusta que nos hagan. La frase la derivo del dicho popular “no hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti” y, aunque cliché, adquiere hoy más que nunca su valor genuino.


¿Recuerdan el caso de Aroldo Miveco, el habitante bora que partició en el reality chileno “Amazonas”, y el escándalo que causó en Lima las supuestas burlas dirigidas hacia él por un medio chileno? Pues, ya lo saben, acá se hizo el escándalo del siglo. Se hostigó a los actores del programa alojados en la selva (con lo culpables que eran ellos). Hasta se expulsó a Miveco de su comunidad. Todo un terremoto en las estructuras del pueblo peruano, que peores preocupaciones no tenía en ese momento, de seguro. Lo único que me consta es que nadie se les acordó de ellos cuando, días después, la amazonía fue declarada como una de las maravillas naturales del mundo.

En cambio, ayer las redes sociales fueron infestadas de –hay que decirlo- graciosísimos memes, seguro con la intención de elevar el orgullo nacional, ya que el innato complejo de inferioridad del peruano promedio necesitaba gritar a los cuatro vientos que se sentía superior al rival de momento. El motivo de todas las burlas: el mar. Ese que perdieron en la misma guerra en la que nosotros perdimos Arica y Tarapacá, como si no nos acordáramos de ese detalle.


Pero los limeños olvidamos rápido. Muy rápido. En marzo del próximo año nos enfrentamos a Chile y, si ellos se burlan de nosotros, Enemigos Públicos, La Noche es Mía, A las 11… y demás programas por el estilo tendrán qué ofrecer a su audiencia. Quizá ni tengamos que esperar hasta ello para tener de qué llorar en un futuro próximo…

sábado, 6 de octubre de 2012

De la fábrica de ganadores



En tu chip mental está grabado que debes ganar. El triunfo es tu meta en la vida. Para eso estás. Para eso existes. Si no demuestras ser mejor a tu contrincante estás muerto. No vales nada. Eres basura y la gente no te querrá. No hay excusas. Cualquier pero te convertirá en un picón o llorón.

¿Es la historia de una persona? Sí y no. La es de una y de muchas. No solo de personas. Grupos pequeños, organizaciones trasnacionales o cualquier forma de reunión humana se pueden contagiar de de aquel vicio.

En el amor y en la guerra todo vale, dicen. ¿Dónde vivimos? Estamos en una sociedad que alienta esas conductas. La trampa inocua a primera vista es aplaudida. Es picardía, es criollada. Nada como el que aprovecha la distracción de su amigo para quitarle un billete del monopolio. Es viveza. Y el vivo vive del tonto y el tonto, de su trabajo.

Uno tiene la tentación de descender a ese nivel para aminorar esas “ventajitas” sacadas. No vale la pena. Hay mejores cosas qué preservar. Solo queda ser meros observadores de las más creativas maniobras “competitivas” que pueden ir desde una mandada al desvío, un chantaje sentimental o simplemente una mentira.

No diré más.