El último partido disputado entre
Sporting Cristal y Alianza Lima, disputado en el Estadio Nacional, no pudo
transcurrir sin regalarnos un nuevo y clamoroso desacierto arbitral. El primer gol
del encuentro –anotado por José Carlos Fernández- era inválido por una clara
posición adelantada. Clara, al menos, para el juez de línea de oriente que vio
la jugada desde una posición privilegiada y que, inexplicablemente, no la
cobró.
La jugada inició con una pelota
que “Coco” Bazán le roba a Óscar Vílchez en el mediocampo. Este le pasa bien el
balón al chileno Fernando Meneses, quien aprovecha el tardío cierre de Walter
Vílchez para asistir a “Zlatan” Fernández, que no perdona y la clava en el arco
rimense.
Nadie se percató de lo ilícita
que era la jugada. Los propios jugadores de Cristal no reclamaron; la
televisión, en su toma habitual, no evidenció el hecho. Solo al momento de
pasar las repeticiones en otros ángulos –específicamente con la toma lateral a
la altura del área de Erick Delgado- se pudo constatar el hecho.
Y en eso se basan los que quieren
minimizar el hecho. Argumentan que fue un offside de TV, porque solo se pudo
observar en esta. Aducen que fue tan difícil de observar que hasta los propios
perjudicados no protestaron. Por ende, es un error arbitral entendible. Hasta
el propio Fernández declaró que “había que congelar la imagen para ver si era
offside”. ¡Habrase visto! No es la primera vez que defiende lo indefendible
(basta recordar cómo se enfurece luego de que le anularan un gol por utilizar
descaradamente la mano en la final última).
Y no es así, señores. Hay
evidencia televisiva suficiente como para calificar este fallo como terrible.
Porque ahora salió el juez principal, Freddy Arellanos, a admitir que cometió
un error y que asume toda la responsabilidad del caso. Es saludable que, como
cabeza y primer responsable de sacar adelante el compromiso, asuma el costo del
yerro de su terna y lo lamente. Sin embargo, el peso de la justicia deportiva
debería caer sobre el juez de oriente, Coty Carrera.
El asistente en mención fue un
espectador de lujo. En las imágenes se puede observar que Carrera se encuentra en
línea con el ariete aliancista, que a su vez está por delante de los tres
defensas de la zona, ya que el último que lo estuvo marcando, Jesús Álvarez,
logró retroceder segundos antes de que Meneses lo “habilitara” y lo dejó
inhabilitado. Arellanos, estando en una posición dificultosa para su visión,
confió en su línea, y por eso ahora debe salir a declarar a los medios para
calmar los ánimos.
Sin embargo, esperar una sanción
de la Conar contra sus propios árbitros parece ser pedirle peras al olmo. Ya se
han dado casos anteriores –y más graves- donde los hombres de negro siguieron
pitando como si nada hubiese pasado. Baste recordar al nefasto Percy Rojas y la
absurda sanción de seis meses impuesta al arquero Leao Butrón, supuestamente
por haberlo empujado (hecho que nunca las imágenes no corroboraron).
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