Cuando, a inicios de junio,
se anunció que el encuentro entre Sporting Cristal y Universitario se jugaría
en el estadio San Martín de Porres, se produjo un total alboroto. Que los
exteriores eran totalmente inseguros, que el recinto era muy pequeño, que las
barras podían enfrentarse entre sí debido a la endeble infraestructura interna del
campo (la Trinchera Norte amenazaba con invadir la tribuna norte, que le había
sido asignada al Extremo Celeste) eran algunas de las razones que daban,
especialmente, los integrantes del plantel crema para desestimar semejante
posibilidad.
Debido a la realización de
la Asamblea General de la OEA, la Policía Nacional no se pudo dar abasto para
la fecha programada del partido en un inicio (10 de junio) y este se postergó
hasta la semana siguiente, tiempo en donde se especuló que Defensa Civil o la
propia Policía podrían dar marcha atrás en su intención de llevar a cabo tal
proeza.
Finalmente el partido se
jugó. Los miembros del orden realizaron un impecable plan de seguridad y no
hubo tragedia alguna –de las que tanto auguraron- que lamentar. Alguien podría
mencionar la agresión con un proyectil en la sien al árbitro Héctor Pacheco,
pero este tipo de incidentes se dan en muchos escenarios mejor equipados debido
a la exasperación de los hinchas para con los pitos (ojo, no se justifica la
acción de ninguna manera, pero esta pudo haber sucedido aquí, en la China o en
la Conchinchina, no se trata del lugar, sino el grado de civilización del
espectador).
Semanas después –en agosto
para ser precisos- se quiso repetir la historia, pero esta vez el contrincante
era el otro grande limeño, Alianza Lima. Nuevamente los dirigentes le pusieron
peros al asunto y, sin embargo, se programó el duelo en el San Martín. Historia
repetida: excelente planificación, cero incidentes que lamentar.
La liguilla hizo posible que
el estadio santo tuviera la oportunidad de volver a recibir a ambos equipos y,
por ende, de ratificar su aptitud para –mediante el apoyo de las autoridades
competentes- poder recibirlos. Cristal ganó, empato y perdió en esos partidos,
pero, en ningún caso, a la Policía se le escapó de las manos la reacción de las
barras local y visitante, lo que demuestra que, con las precauciones del caso,
SÍ se pueden llevar a cabo partidos de alto riesgo en las localías requeridas y
no hay que estar mudando a los equipos de sus recintos, como le sucedió en un
tiempo determinado a la “U” cuando no podía jugar los clásicos en el
Monumental.
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